Llevaba mucho rato sintiendo que había aprendido a vivir con depresión y ansiedad; la ansiedad sigue siendo tolerable para mi, pero la depresión ha estado haciendo mella en mi espíritu hasta tal grado que estoy totalmente convencido que soy un estórbo para quienes me rodean, para mi Dios y para mi mismo.
Por mucho tiempo he sobrevivido asumiendo que todos los pensamientos negativos eran consecuencias de la misma depresión, así que podía seguir existiendo porque todo era producto de mi imaginación; pero evadir esos pensamientos es muy extenuante, a cada rato haciendo un enorme esfuerzo para tratar de reir y, como es característico de los venezolanos, sacar algo de buen humor de las circunstancias que me toca vivir; por supuesto aprendí a usar esta actitud como una herramienta que me resultó útil.
Pero ya esta estrategia no me está resultando y no me he esforzado por buscar ayuda, ni siquiera leer más sobre el tema, simplemente me siento muy cansado y cuando hago algún intento de autoayuna me distraigo y me da pereza... hasta me duermo tratando de entretenerme viendo algún vídeo, jugando en la PC o escuchándo música.
Si reconozco que tenía muchas ganas de escribir al respecto y plasmar los pensamientos que han estado dando vueltas en mi mente, las enumero a continuación sin un orden en especial:
- ¿Qué excusa o razón usar para que los demás entiendan y acepten por qué me doy por vencido? Siento que no quiero estar disponible por una temporada, no se si corta o larga, pero va a ser difícil lograr que los que me rodean no intenten sacarme de este sentimiento o hueco emocional. Seguro va a ser inevitable que me extrañen o necesiten algo de mi, además que seguramente tendrá otras consecuencias.
- ¿Cómo dejar todos mis asuntos al día? Hay cuentas que pagar, hay clientes que necesitan mis servicios, tengo seres queridos (familia, amigos, compañera de vida) que confían en mi existencia en su vida, porque hay beneficio mútuo y esas relaciones son un aspecto natural, positivo y normal en el día a día de las personas. Todos tenemos seres quienes son nuestro apoyo emocional con sus interacciones, con su presencia, con su disponibilidad, con su carácter oportuno.
- ¿Y mi Dios? Bueno, si Él es cómo he aprendido que es, seguramente comprende que uno puede llegar a estar tan cansado que ni se tienen las energías ni las ganas de pedirle fuerzas para seguir adelante, porque uno no quiere seguir adelante.
Una reflexión adicional que me urge expresar, porque ha sido inevitable haber llegado a la siguiente conclusión con respecto a algunos que toman una decisión definitiva:
El momento más féliz de su vida, es cuando llega el día y hora de terminar con todo.
Ya que significa dejar de exprimentar tanto dolor, tanta desesperanza, tanto sentimiento de inutilidad.
Por supuesto, este artículo no es una despedida, solo es algo que quería expresar, algo que es útil y de gran desahogo para quienes tenemos una depresión severa.