Pensamientos aleatorios

lunes, 9 de noviembre de 2015

Hiperfastidio

Prypiat, ciudad abandonada cerca de Chernobyl, Ucrania


Mi depresión transforma en fastidio todo lo que me rodea. Suspiro cada vez que comienza un nuevo día, sintiendo que todo lo que ha de pasar va a ser más de lo mismo; un día productivo carece de sentido, porque no lo veo como algo de lo cual sentirme satisfecho u orgulloso, solo es hacer lo que debo hacer; dándole largas todo el tiempo a cualquier cosa, sin importarme si lo termino o no. La urgencia de los demás no es mi urgencia, la seguridad de recibir una recompensa monetaria por mi duro trabajo no me estimula, tener el bolsillo o la cuenta bancaria llenos no me estimula, obtener cosas con ese dinero no me estimula.
Tengo muchos proyectos en mente, varios de ellos comenzados, algunos en desarrollo, lento desarrollo, otros apenas plasmados en algún documento de Word, ninguno terminado. Hubo un tiempo que eso me molestaba, no terminar lo que comienzo, hoy me da igual y mañana me dará igual, hasta pasarán semanas y me dará igual. Luego de una noche de descanso, de vez en cuando despierto pensando en continuar o terminar alguno de esos proyectos, pero al rato, luego del primer café del día, me da igual.
Me fastidia aceptar algún nuevo trabajo, significa muchas veces ponerme a estudiar temas que no me interesan, o mejor dicho, temas que no me importan.

¿Qué se siente tener hiperfastidio?

Es parecido a estar metido en el agua a una temperatura insoportable y no poder salir. O dormir bajo condiciones de mucho frío, o mucho calor y no poder mitigarlo; solo conformarte con esperar a que pase, pero no pasa... es escuchar todo el día un zumbido en los oídos o la misma canción una y otra vez en eso que se llama picazón cognitiva.
El hiperfastidio pone mis sentidos a millón; un evento pequeño es demasiado para soportarlo. Hasta la simple pregunta sincera de quien pregunta cómo estoy se hace demasiado insoportable, obliga a mentir; mentir, pero no es para no preocupar al otro, es más bien para no tener que andar explicando cómo me siento en realidad; lo peor es recibir durante más de 2 segundos palabras de consuelo, ánimo o consejo, un discurso que dura una eternidad; eso lo percibo como si se esa persona pretendiera que la depresión fuese a desaparecer luego de esa conversación, ¡qué fastidio! Bueno, quizás la otra persona no espere que se me pase de una vez la depresión, pero yo hiperfastidiado siento que la otra persona quiere que actúe de una vez... mientras solo oigo el ruido de su voz diciendo cosas que termino por no embeberlas en mi mente, solo me digo "no voy actuar de una vez, no se cuándo, ni cómo, no sé si actuaré"... tener esa conversación con otra persona me causa ansiedad al sentir la mirada inquisidora (¿te estoy ayudando?), el gesto acusador (¿por qué no actúas?), el pensamiento de decepción (tu como que no quieres salir de esto)... de modo es que ante la pregunta: ¿cómo estás? La mejor respuesta es: bien vale... no me arriesgo al fastidio de quien me quiere curar este cáncer a punta de palabras.

¿Qué cosas son hiperfastidiosas? ¿Por qué?

Aprender cosas nuevas: Por mi profesión (hacer o revisar tesis), aprender cosas nuevas está a la orden del día, generalmente son temas que no me importan, quizás aparezca un tema que me resulte interesante, pero la mayoría de los casos son material que no le encuentro utilidad. Me hiperfastidia eso porque actualmente se me hace imposible concentrarme, divago, me aburro, eso me obliga a leer o escuchar nuevamente lo mismo para entender y no meter la pata. La idea de meter la pata me causa ansiedad, significa repasar un material que no quiero volver a leer.
Que me señalen mis errores: No me malinterpreten, no es por orgullo que no me gusta, parte del proceso de ser una buena persona o mejorar como persona es reconocer y corregir los errores. Cuando una persona me señala mi error, en la mayoría de los casos lo entiendo y acepto inmediatamente; sin embargo, muchas veces pasa que al señalar mi error, la persona tiene la curiosa costumbre de explicarme de forma muy extensa por qué es malo o erróneo lo que hice o pensé; eso no me ayuda; me ayuda más bien que me diga: "Cometiste este error y esta es la solución". Mi hiperfastidio me hace ver la larga explicación de mi error como si me sintiera enfermo o me diera un golpe y me preguntaran: "¿Te duele aquí?" Y a continuación comenzaran a infligir dolor una y otra y otra y otra vez para recalcarme el malestar que ya sé que tengo... Estoy deprimido, ya es mucho peso para mi sentir que me estoy fallando a mí mismo y a otros, para que encima vengas y me expliques los por qué de mis errores.... ¡Qué fastidio! ¡Dime cómo lo soluciono! Comprende que no tengo cabeza para llenarla de los por qué, seguramente es por que ya se por qué.
Terminar lo que empiezo: Mi depresión no me permite ver la satisfacción que voy a sentir al terminar un proyecto. Así que me fastidia desarrollar mis proyectos; la mente no me dice: "¿Y si fallo?"... La mente me dice: "¿Para qué lo vas hacer? Quizás no te guste el resultado"... Hay quienes aprenden a lidiar con las decepciones amorosas; admito que he aprendido cosas valiosas de haber tenido fracasos; lo que no me gusta es que luego de mucho esfuerzo mental, sentimental, y a veces hasta económico, la cosa termine en nada... ¡qué pérdida de tiempo! Y no, no me consuela el dicho: "Por lo menos adquiriste experiencia"... Díganle eso a quien se lanza en paracaídas y a la hora de abrirlo se dio cuenta que no era el equipo que necesitaba, que ni siquiera era un paracaídas. Lo mismo me pasa con eso de desarrollar y terminar mis proyectos. ¿Qué es ilógico este razonamiento? ¡Por supuesto que es ilógico! Pero tengo depresión, que también es ilógico, y mira aquí estoy admitiendo que estoy deprimido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario