Pensamientos aleatorios

jueves, 19 de noviembre de 2015

La parte física de mi depresión


Ando en silla de ruedas. ¿Esto ha contribuido a mi depresión? Definitivamente, pero lo comentaré más adelante. 
Primero, hablaré de la parte física: Mi enfermedad es congénita, por un tiempo podía estar de pie y caminar, pero a medida que avanzaba en edad terminé usando esta ayuda técnica. 
Estar sentado todo el día tiene sus consecuencias en mi cuerpo. Dolor todo el día en mis asentaderas, coxis, piernas, rodillas, tobillos, espalda, cuello, omoplatos, hombros, dolor la mayoría del tiempo soportable; otras, de vez en cuando se inflama el nervio ciático y eso de verdad duele, desde el dedo gordo del pie hasta los hombros (el nervio ciático no llega tan arriba, pero se siente dolor en todas partes al inflamarse). Al acostarme se alivia algo el dolor, pero luego de varias horas de sueño, el cuerpo duele nuevamente al estar en la misma posición.
Experimentar dolor cansa, así que todo el día me siento cansado; al dormir es frecuente que me despierte a cada rato por alguna molestia de estar en la misma posición, de modo que ando somnoliento todo el tiempo.
La falta de sueño adecuado y el cansancio trae como consecuencia que no tenga energía para realizar otras actividades que requieren concentración, trabajar o que ameriten algún esfuerzo físico como ordenar mi escritorio o alcanzar un objeto más arriba de mi cabeza. No hago ejercicios, sentirme cansado y experimentar dolor me desanima a seguir un programa de ejercicios, estoy seguro que si los hago el dolor se reducirá. Me siento demasiado cansado y adolorido para comenzar a hacer ejercicios, aunado a que mi enfermedad es degenerativa.
Tengo mucha sensibilidad, así que los golpes, las temperaturas altas (sobre todo el frío) o mi perro jugando mordiéndome los pies, lo siento insoportable, es dolor agudo, como si me fuera a morir de eso. 
Quizás no tenga que ver, pero todo el día siento un zumbido en los oídos, no es intenso, llega un momento que lo olvido, pero está allí todo el rato.
Sufro del estómago, así que debo tener mucho cuidado con lo que como, mi debilidad física impide que haga muchas cosas solo, me es imposible ir al baño sin ayuda, de modo que debo ser cuidadoso para que la persona que me asiste no tenga que andar bregando con eso más de lo que es normal en el día.
No me puedo bañar con la frecuencia que debería, requiere de esfuerzo físico y no es algo que la persona que me ayuda pueda acometer las veces necesarias, así que mi higiene me avergüenza; por más que intente mantenerme limpio, bajo estas condiciones no puedo hacer mucho; no me abandona la sensación de suciedad y mal olor, así que no me animo mucho a salir, ir a reuniones o interactuar con otras personas de forma directa (aunque me armo de valor a veces y hago como si no me importara). Vía Internet me siento más cómodo, pero en persona no dejo de pensar en mi mal olor.
Estar en silla de ruedas es sinónimo de estar limitado, el dolor físico me hace sentir cansado y somnoliento y mi mala higiene personal me aleja de otras personas y de actividades que requieren estar cerca de otras personas.
Esta falta de contacto humano es alimento para mi depresión.

¿Qué voy hacer?

Por supuesto, empezar a hacer ejercicios. Significa sudar y oler peor (tanto yo como la silla de ruedas). La sola idea me aterroriza, me llena de mayor vergüenza.
¿Por qué comenzar con hacer ejercicios? Eso aliviará mis dolores y contribuirá a un mejor descanso, de eso estoy seguro. Será una cadena de consecuencias: sentirme con energías es un estímulo para emprender otras actividades, leer, trabajar, terminar proyectos ya comenzados.
Seguro eso hará que no piense tanto en mi higiene personal y llegará un momento que será posible darle atención a ese punto de una forma que mejore y pueda asearme de forma más eficiente.
Luego de eso, no sentiré más aprehensión de salir e interactuar con otros, no pensaré en el olor.
Todo lo mencionado en el apartado de esta pregunta son los pasos lógicos a dar, seguiré deprimido pero tendré las energías y ánimo para decidir y dar los pasos para intentar salir de la depresión.

En conclusión

Tenía unas enormes ganas de hablar de la parte física de mi depresión; es que reflexionar en mi depresión, siempre me lleva a este punto: la silla de ruedas, sentir dolor, sentirme cansado, sucio, maloliente. En este momento me siento antisocial, poco comunicativo, de mal humor, mal vestido, hediondo y definitivamente nada atractivo.

1 comentario:

  1. Quien puede hablar como usted, tiene nada más un problema físico que, aún degenerativo, no le quita inteligencia, incluso brillantez!! Sigue adelante (me invade un sentimiento enorme de seguridad al decir esto) pues cuentas con las herramientas para superar este "momento" -es eso, un momento, la vida de todos tiene muchos malos y algunos buenos aunque de distinto tenor-. Nunca bajes los brazos en definitiva, porque rendirse ante las situaciones es lo más lamentable cuando el rendido tiene virtudes que superan sus males. Fraternos saludos!!!

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